viernes, 28 de diciembre de 2018

Tomaduras de pelo


Estaba sentada en la mesa del salón ensimismada en mis pensamientos mientras me enrollaba la falda del uniforme en el dedo. Estudiar con uniforme a los 27 es absurdo y ridículo, pero todo tenía un por qué, me presentaba a unas oposiciones en tres meses y aún no había empezado ni siquiera a leerme el temario, su frase fue “si no te planificas ya como una adulta, tendrás que hacerlo como una niña”. Total que ahí estaba yo con los apuntes en frente y en la parra porque es soporífero hasta que él entró por la puerta.

  • Hola guapa
  • Hola

Se acercó y me dio un beso.

  • Veo que te estás portando bien...
  • Qué remedio, luego eres insufrible si no.
  • Jajaja bueno, ya sólo te queda media hora, tienes mala cara
  • Ya...
  • ¿Tienes fiebre?

Me pasó una mano por la cabeza muy a lo madre.

  • Estás caliente
  • Ya me estoy tomando cosas, pesado

Le quité la mano de mi cabeza y me puse a leer un párrafo, me quedaba embobada, me volvía a intentar centrar... Y así llegó la hora de cerrar los libros.

  • ¿Ya has terminado?
  • Claro, mira el reloj.
  • Vale, pues déjame lo de hoy en el sofá que ahora me lo leo y te pregunto
  • Jajaja ¿Cómo que me preguntas?
  • Digo yo que de algo de lo que has leído te acordarás, ¿no?
  • Pues claro, pero no me tienes que preguntar como si fuese al parvulario
  • Eso lo decidiré yo
  • Pues no pienso entrar en el juego
  • Tú verás
  • Yo tengo la última palabra así que claro que YO veré

Me tumbé en el sofá, tenía la tele puesta, en realidad no la escuchaba pero de fondo me hace compañía, como a las abuelas. Al ratito él vino, me levantó los pies, se sentó y los volvió a dejar sobre él y así nos quedamos mientras se leía el tema que supuestamente me había estudiado. Me estaba quedando frita cuando oí “psst, no te duermas que aún es pronto” y algo que me tocaba los pies. Que me corten ese sueño me pone de muy mal humor.

  • ¡Joder, que manía con controlar cuando duerme y hace las cosas la gente!
  • Cuando acabemos si quieres te vas a dormir pero como me des la lata de madrugada ya sabes lo que te espera.
  • En fin... 
  • Venga, cuéntame
  • ¿Que te cuente qué?
  • Coño, lo que te acuerdas de lo que has leído
  • Que si detectamos algún caso de violencia de género hay que avisar

Hizo un silencio laaaargo mirándome, yo creo que estaba preguntándose si lo vacilaba o es que realmente no me había leído nada en hora y media. Yo lo miraba con cara de “no sé qué esperabas, ya te he dicho que no me preguntaras” pero con cara de no haber roto un plato porque me encontraba regular y no me apetecía nada una zurra, y menos sin final feliz.

  • ¿Te has pasado la hora y media sentada sin hacer nada?
  • Bueno, lo he intentado pero entre el malestar y que el tema este es un infierno... se me ha ido la hora con un par de párrafos
  • Deja que me ponga en medio

Se refería al sofá, ahora me tocaba sentarme porque se le había antojado estar en medio.

  • Bueno pues de esos dos párrafos, ¿con qué te has quedado?
  • Con que si detectábamos violencia de género hay que avisar
  • ¿Sólo eso?
  • Bueno y los signos de alarma del maltrato, hematomas y cosas así
  • Ya, eso no lo pone, yo lo he entendido a la primera y no soy del gremio así que no es tan complicado, ¿te estás quedando conmigo?
  • No, ¿Porqué?

Esto lo decía realmente convencida.

  • Pues porque has perdido una hora y media delante de los libros, que sabes que no es el objetivo del horario y encima con excusas malas.
  • Bueno mira, lo pactado era una hora y media estudiando, me haya cundido más o menos ya es otra cosa, pero no hablamos de eso.
  • Esto no te lo voy a aguantar.

Me cogió de un brazo y acabé rápido sobre sus rodillas con la falda levantada. Me iba dando azotes con la mano en uno y otro cachete, eran rápidos y fuertes, sin precalentar ni nada, así, a pelo. Me bajó las braguitas y siguió con la azotaina.

  • Mira que tengas un mal día lo puedo llegar a entender, pero al menos en hora y media una página te tienes que haber leído y ser capaz de explicar aunque sean tres frases, lo que has hecho es tomarme por tonto

Siguió hasta que mi culo era rojo tomate entero y me ardía.

  • Vete al rincón

Al minuto volvió con algo en la mano, lo sabía porque hacía sombra.

  • Ponte con las manos apoyadas en la mesa

Esas posturas en parte no me gustan nada, por un lado el que no haya contacto físico, parte me alivia, parte no y parte es complicado porque tienes que mantenerte quietecita por ti misma y eso no siempre es fácil. Al darme la vuelta vi que lo que tenía en la mano era una regla de madera, como las de antes.

  • Empieza a contar, ya decidiré yo cuando paro.

Empezó con el primer azote.

  • Uno
Plass
  • Dos..
Plass
  • Tres
Plass

Y así hasta llegar a veintiocho.

  • aaaauuuu para, para, porfa, no puedo más.

Me levanté y me giré frotándome el culo. Su cara era un poema, no tenía claro si era enfado, frustración, sorpresa o todo un poco porque todo eso estaba prohibido durante un castigo.

  • Señorita ponte en tu sitio
  • No, de verdad, por favor
  • Mara, si te lo repito otra vez no te va a gustar

Me senté en el sofá y se sentó a mi lado, en principio pensé que para hablar conmigo e intentar convencerme pero vi el ademán de cogerme del brazo y eso era para ponerme en su regazo y de verdad que no me encontraba como para estar así, así que lo abracé rodeando su cuello con mis brazos y puse cara de pena, enferma y prepucheros mientras apoyaba mi cabeza en su cuello.

  • De verdad que no me encuentro bien, no puedo más.
  • ¿Qué te pasa?
  • Tengo la garganta que no puedo ni tragar saliva, tengo mocos y creo que fiebre a ratos
  • ¿Crees, no te lo has mirado?
  • No, pero no hace falta, me estoy tomando ibuprofeno y paracetamol.
  • Por tu cuenta, como siempre.
  • Sí claro, la última vez que fui por esto es lo que me recetó
  • También te recetó antibiótico
  • Sí pero aún no me hace falta
  • Ponte bocabajo
  • ¿Para qué?
  • ¿Quieres que siga con la regla?
  • No
  • Pues ponte bocabajo

Se fue a por algo, intuía a por qué, pero no era cuento y prefería pasar cinco minutos de bochorno a seguir. Volvió con el termómetro y me lo puso en el culo, como a los niños antiguamente porque eso esta desfasado, esa manía voy a tener que quitársela, tendré que pensar cómo. Tras cinco minutos lo sacó, tenía 37,8. Tampoco era mucho pero lo justo para no encontrarte bien.

  • Bueno, vamos a posponer ese castigo.

Qué bien, me acabé de vestir mientras él se levantaba y traía una caja de supositorios, yo sabía lo que era por los colores de la caja.

  • Te he dicho que nada de juegos, que no me encuentro bien, además ya me he tomado un paracetamol
  • ¿Hace cuanto?
  • Esta mañana
  • A las siete ¿y son?
  • Las cinco
  • ¿Y después de diez hora con ese malestar y esa temperatura no te toca otro?
  • Parece mentira que te dediques a lo que te dedicas...
  • ¡Cállate!
  • No me callo, ya te dije qué pasaría si no te cuidabas
  • Tienes un concepto muy raro de cuidarse
  • Esto no suelo hacerlo porque suelo tenerlo todo muy claro pero voy a dejar que te expliques y hay dos opciones, una que realmente tengas razón y te la daré quedándose aquí la cosa y otra es que te duplique el castigo ya veré cómo
  • Mira que te gusta marear. Pues yo sí me cuido, sé qué tengo aunque no vaya al médico y no soy tonta, son unas simples anginas, no tengo fiebre de más de 38 y no tengo placas de pus, por lo que no necesito antibiótico, el tratamiento en caso de que sea vírico es sintomático, es decir, paracetamol y/o ibuprofeno cada ocho horas para la fiebre, y en caso de que no sea vírico cuando me salgan las placas y tenga fiebre de más de 38 ya iré al médico a por mi antibiótico.
  • Pero no te has mirado la temperatura, ¿no?
  • No
  • Y dime una cosa, si yo te dijese que estoy así, ¿me dirías que fuese a trabajar?

Esta pregunta era complicada... realmente le diría que no fuese, por un día estando a viernes no pasaría nada por no ir y era la única forma de no coger la baja. Si él fuese como yo sabía que las placas acabarían saliendo porque siempre termino así con bastante frecuencia. En esto tenía más tablas que él pero era un tema sencillo y sabría que le miento porque tonto no es.

  • No... te diría que no fueses.
  • Ya, pero tú sí has ido.
  • ¿Y por qué tú sí y yo no?
  • Porque te tengo aprecio y me gustaría que te quedases en casa poniéndote mejor.
  • ¿Y por qué para ti no?
  • Porque yo no soy una floja.

Decir aquello fue una estupidez porque antes de darme cuenta estaba bocabajo con el culo rojo escarlata y esta vez en una silla, la presión de los mocos al estar con la cabeza hacia abajo hacía que eso fuese un castigo doble ya de por sí. Me azotaba con la mano pero ahí empezaba a entender su frase de “créeme que preferirás que use un instrumento y no sólo la mano” porque se estaba alargando una eternidad, paró, me puso el supositorio y siguió. Después de diez minutos y el ardor-dolor empezaba a enfadarme y cansarme de la situación.

  • ¡Para!
  • Ya te he dicho que si tu argumento no me convencía tendrías un castigo doble

Por supuesto, no paró.

  • ¡Pero es que de verdad que estoy enferma! ¡No tienes escrúpulos castigándome sabiendo cómo estoy!
  • Vaya, pensé que no eras una floja.
  • Uff, eres un capullo

Aquello me acabó de sentenciar porque aumentó la intensidad y la velocidad, aquello era insufrible. Empecé a moverme hasta que intenté taparme y me tuvo que sujetar la mano. Por fin paró...

Vete al rincón. Tras cinco minutos, lo sé porque llevaba reloj, me llamó.

  • Siéntate.
  • Mira, esta no es la primera vez que hablamos de esto, ¿verdad?
  • Verdad
  • Y la última vez ya te dije que todo rectal hasta que no fueses al médico y no lo has cumplido. Automedicarse está mal y lo sabes, además siempre crees que lo sabes todo y no es así. Por eso, por cada vez que me entere que te has tomado algo sin mi permiso para yo considerar si tienes que ir al médico o no, tendrás una de estas y, por supuesto, esta vez hasta que no vayas al médico todo rectal y, como eres tan lista, sí, uno cada ocho horas.
  • Jope, ¿de verdad serás capaz de hacerme algo así? Es tan absurdo todo...
  • Habértelo pensado dos veces y haber ido al médico que no te cuesta nada.
  • Pero es que de verdad que me dirán eso.
  • Bueno, cuando te lo digan, volveremos a las pastillas.
  • ¡Joder, es que ni estando enferma me dejas respirar!
  • ¿Te has propuesto que siga Mara?
  • No, no...
  • Y el del horario y timarme con lo de estudiar lo dejaremos para cuando te mejores...
  • Vale...

Nos acomodamos en el sofá, había pasado como media hora y detrás del enfado inicial, me quedé pensando y repasando todo lo que había pensado y estaba muy excitada... tanto que había traspasado mi ropa interior. Le cogí la mano con cariño, le di un beso mientras lo miraba, me dio un beso en el pelo y yo le puse su mano dentro de mis braguitas, esta vez con cara de traviesa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario