lunes, 25 de junio de 2018

Tiempos pasados



Le pasa la mano por la espalda acercándola a él, le magrea las tetas sin demasiado tacto y la lleva a su pecho, la agarra del pelo y su cara queda mirándolo, besa su cuello, lo muerde... La maneja del pelo, como si de una correa se tratase. Qué mejor correa que esa. Ella queda en frente de la cama con un pie en el suelo y la otra pierna encima de las sábanas revueltas. Empuñando su melena tiene unas bonitas vistas, así de abierta tiene acceso a todo lo que desea, su coño, su culo. Lástima que no se esté quieta, pero lo acabará estando, a todo caballo salvaje se lo acaba domando. Se la mete sin vacilar, hasta el fondo, con fuertes embestidas, mientras sube su pierna para clavársela todo lo adentro que pueda. Ella medio girada lo mira desafiante, le gusta y le reta, es algo que le encanta... provocar. Araña su pecho, él le aparta la mano, tensa su pelo haciéndola mirar al frente.

- No sé qué te has creído zorrita, tres horitas de tratarte delante de la gente como a una igual y mírate, no tienes remedio

La azota con firmeza mientras la cavalga. Uno, dos, tres... Ella forcejea, no se lo va a poner tan fácil, esta noche no.

- Empieza a ponerse bastante rojo, no juegues, mañana vas a pasar muchas horas sentada.
- Oh! Qué problema tan grande... - responde con sarcasmo

Le tapa toda la boca con brusquedad y tira de ella hasta pegar su espalda a su torso.

- O te comportas, o haré que te comportes – le chorrea sudor por la frente, se lo limpia con la mano y le vuelve a tapar la boca – Chúpalo.

Ella saca la lengua y chupa lo que puede de su mano. Él le estruja los carrillos con rabia, le da una bofetada y le susurra al oído que no la quiere escuchar.

- No quiero oírte, ni un gemido, ni una queja.¡ y tampoco quiero que te muevas ni un puto centímetro. ¿Te ha quedado claro?
- Sí, Amo.
- Que bien respondes cuando quieres.

La reclina quedando a cuatro patas sobre la cama, la sujeta de las caderas y vuelve a la carga. No puede negar que esta cachonda, tiene mojados ambos muslos de todo lo que sale de su coño. Una de sus manos tira y aprieta de su cintura hacia él y la otra la azota una y otra vez hasta que su nalga izquierda adquiere un color púrpura. Ella se intenta llevar las manos atrás para impedir que la siga azotando pero él le coge los brazos por detrás y la hunde en el colchón mientras se la sigue clavando de forma violenta. Se corre, y cae sobre ella dificultándole la respiración con su cuerpo tendido sobre ella.

- No vayas a pensar que he terminado contigo – dice mientras va hacia el baño de la habitación – ponte a cuatro patas con la cabeza apoyada sobre la cama, las piernas abiertas y las manos a la espalda.

Cuando sale del baño ella esta tal cual le ha ordenado. Le pasa la mano por el coñito húmedo... tiene algo de sangre. Coge el bote de lubricante, le abre las nalgas y deja caer un buen chorro. Mete sus dedos, uno, dos, tres.

- Que rápido vamos hoy... que cerda te pone que te obligue, ¿eh? Que te fuerce a obedecer quieras o no niñata malcriada.

Ella gime, eso le cabrea, le dijo que no quería oírla. Coge sus bragas mojadas y se las mete en la boca.

- Así verás qué calladita te quedas mientras dejas ese culo bien dispuesto para que tu Amo se lo folle.

Se la mete sin dilación, la lentitud del principio dura poco...

- Ha tardado menos tu culo en adaptarse al tamaño de su polla que tu coño – le pasa la mano por los pechos y se los estruja, tira de su pelo haciendo que su cuerpo quede a unos diez centímetros del colchón – Me encanta que seas tan puta... Mi puta - le susurra.

Masajea su clítoris, puede sentir sus gemidos ahogados.

- ¿Quieres correrte?

Intenta decirle “sí Amo” pero sólo se escucha un balbuceo. Cada vez frota con más fuerza su clítoris, su vagina, presiona con fuerza para luego soltar y frotar y volver a hacer presión con el dorso de su mano.

- Vaya, no te oigo, será que no tienes demasiadas ganas aún – dice mientras esboza una sonrisa burlona.

Siente que no puede más, va a explotar en un orgasmo sin que él le haya dado permiso y eso es una falta grave. Se saca las bragas de la boca empujándolas con la lengua.

- Por favor Amo, por favor, ¿puedo correrme? - suplica con fervor, sabe que no tiene mucho tiempo y necesita un sí inmediato así que entona la súplica.
- Córrete, perra, córrete para tu Amo.

Explota su orgasmo en el frenesí de saberse usada, forzada, sodomizada, azotada... Qué extraño se le hace que palpite el coño habiéndosela follado por el culo.

- Te has quitado las bragas de la boca sin permiso Mara – ella lo mira de reojo y mira al suelo, no hace falta que lo diga, está arrepentida, se le nota en la mirada – Vé a ducharte, lo arreglaremos otro día.