Le pasa la mano por la espalda
acercándola a él, le magrea las tetas sin demasiado tacto y la
lleva a su pecho, la agarra del pelo y su cara queda mirándolo, besa
su cuello, lo muerde... La maneja del pelo, como si de una correa se
tratase. Qué mejor correa que esa. Ella queda en frente de la cama
con un pie en el suelo y la otra pierna encima de las sábanas
revueltas. Empuñando su melena tiene unas bonitas vistas, así de
abierta tiene acceso a todo lo que desea, su coño, su culo. Lástima
que no se esté quieta, pero lo acabará estando, a todo caballo
salvaje se lo acaba domando. Se la mete sin vacilar, hasta el fondo,
con fuertes embestidas, mientras sube su pierna para clavársela todo
lo adentro que pueda. Ella medio girada lo mira desafiante, le gusta
y le reta, es algo que le encanta... provocar. Araña su pecho, él
le aparta la mano, tensa su pelo haciéndola mirar al frente.
- No sé qué te has creído zorrita,
tres horitas de tratarte delante de la gente como a una igual y
mírate, no tienes remedio
La azota con firmeza mientras la
cavalga. Uno, dos, tres... Ella forcejea, no se lo va a poner tan
fácil, esta noche no.
- Empieza a ponerse bastante rojo, no
juegues, mañana vas a pasar muchas horas sentada.
- Oh! Qué problema tan grande... -
responde con sarcasmo
Le tapa toda la boca con brusquedad y
tira de ella hasta pegar su espalda a su torso.
- O te comportas, o haré que te
comportes – le chorrea sudor por la frente, se lo limpia con la
mano y le vuelve a tapar la boca – Chúpalo.
Ella saca la lengua y chupa lo que
puede de su mano. Él le estruja los carrillos con rabia, le da una
bofetada y le susurra al oído que no la quiere escuchar.
- No quiero oírte, ni un gemido, ni
una queja.¡ y tampoco quiero que te muevas ni un puto centímetro.
¿Te ha quedado claro?
- Sí, Amo.
- Que bien respondes cuando quieres.
La reclina quedando a cuatro patas
sobre la cama, la sujeta de las caderas y vuelve a la carga. No puede
negar que esta cachonda, tiene mojados ambos muslos de todo lo que
sale de su coño. Una de sus manos tira y aprieta de su cintura hacia
él y la otra la azota una y otra vez hasta que su nalga izquierda
adquiere un color púrpura. Ella se intenta llevar las manos atrás
para impedir que la siga azotando pero él le coge los brazos por
detrás y la hunde en el colchón mientras se la sigue clavando de
forma violenta. Se corre, y cae sobre ella dificultándole la
respiración con su cuerpo tendido sobre ella.
- No vayas a pensar que he terminado
contigo – dice mientras va hacia el baño de la habitación –
ponte a cuatro patas con la cabeza apoyada sobre la cama, las piernas
abiertas y las manos a la espalda.
Cuando sale del baño ella esta tal cual le ha
ordenado. Le pasa la mano por el coñito húmedo... tiene algo de
sangre. Coge el bote de lubricante, le abre las nalgas y deja caer un
buen chorro. Mete sus dedos, uno, dos, tres.
- Que rápido vamos hoy... que cerda te
pone que te obligue, ¿eh? Que te fuerce a obedecer quieras o no
niñata malcriada.
Ella gime, eso le cabrea, le dijo que
no quería oírla. Coge sus bragas mojadas y se las mete en la boca.
- Así verás qué calladita te quedas
mientras dejas ese culo bien dispuesto para que tu Amo se lo folle.
Se la mete sin dilación, la lentitud
del principio dura poco...
- Ha tardado menos tu culo en adaptarse
al tamaño de su polla que tu coño – le pasa la mano por los
pechos y se los estruja, tira de su pelo haciendo que su cuerpo quede a unos diez
centímetros del colchón – Me encanta que seas tan puta... Mi
puta - le susurra.
Masajea su clítoris, puede sentir sus
gemidos ahogados.
- ¿Quieres correrte?
Intenta decirle “sí Amo” pero sólo
se escucha un balbuceo. Cada vez frota con más fuerza su clítoris,
su vagina, presiona con fuerza para luego soltar y frotar y volver a
hacer presión con el dorso de su mano.
- Vaya, no te oigo, será que no tienes
demasiadas ganas aún – dice mientras esboza una sonrisa burlona.
Siente que no puede más, va a explotar
en un orgasmo sin que él le haya dado permiso y eso es una falta
grave. Se saca las bragas de la boca empujándolas con la lengua.
- Por favor Amo, por favor, ¿puedo
correrme? - suplica con fervor, sabe que no tiene mucho tiempo y necesita un sí inmediato así que entona la súplica.
- Córrete, perra, córrete para tu
Amo.
Explota su orgasmo en el frenesí de
saberse usada, forzada, sodomizada, azotada... Qué extraño se le
hace que palpite el coño habiéndosela follado por el culo.
- Te has quitado las bragas de la boca
sin permiso Mara – ella lo mira de reojo y mira al suelo, no hace
falta que lo diga, está arrepentida, se le nota en la mirada – Vé
a ducharte, lo arreglaremos otro día.
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