Estamos
en la habitación. Hace calor por lo que sólo llevo la ropa
interior, una camiseta y el pelo recogido. Me pone el collar con la
correa. Tira de mis bragas y anuda las cuatro cintas a los dos
tobillos y las dos muñecas. Recibo la orden clara de tumbarme en la
cama mirando hacia arriba. Me ata las manos a los pies quedando con
las piernas abiertas. Se posiciona en mi cabeza quedando su escroto
en mi boca. Mete algo en mi vagina y después en mi ano, volvemos al
jengibre. Siento excitación. Sé lo que debo hacer y pongo mucho
esmero en hacerlo bien, después de lo del lavavajillas no puedo
permitirme ponerme caprichosa así que lamo con ahínco todo lo que
se me ofrece. Tras un largo rato retira las cintas y me ordena
ponerme a cuatro patas. Noto los azotes con el cepillo, esta vez más
fuerte que otras veces, se va enrojeciendo mi piel, escuece, pica y
coge volumen. Ahora el flogger, no me gusta mucho porque no controla
demasiado a dónde van los azotes pero esta vez lo agradezco, si
fuesen en el mismo lugar donde han caído los demás azotes tendría
un problema. Cuando termina tira de la correa haciendo que baje de la
cama a cuatro patas y me indica recoger con la boca las bragas del
suelo. Obedezco. Tira de la correa con un gesto que indica que suba a
la cama a cuatro patas. Entra en mí, estoy excitada, me encanta,
quiero correrme y lo pido como sé que debo hacerlo. No sé que me
sucede pero a pesar de la orden de que termine no lo consigo. Pone
todas las bragas dentro de mi boca un tanto enfadado mientras me
reprocha no haberle obedecido. Ahora estoy a cuatro patas y empieza a
darme fuerte. No sé si siento más dolor o placer. Gimo. Vuelvo a
suplicar que me deje correrme pero la respuesta es “No”. Me
cuesta, intento pensar en otras cosas pero no puedo. Consigo
controlarme. Al rato me ordena que me corra y termino. Las
contracciones del orgasmo hacen que el jengibre me escueza más.
Termina mi Amo. Me encanta oírlo terminar. A veces con tan sólo
rozarle el pecho puedo sentir su corazón latiendo desbocado. Vamos a
la bañera donde casi siempre termina nuestro ritual. Me besa,
siempre me besa al final. Hasta ahora me ha parecido siempre una cosa
rutinaria, como que me lo merecía, pero ahora escribiéndolo me
parece algo de agradecer. A ud, mi Amo, agradezco su cariño
infinitamente.
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