Hoy he leído un post que me ha
removido muchos sentimientos y me ha hecho llorar no sé si de pena,
de consuelo o de desconcierto. Trata sobre una mujer sumisa que
describe como en su infancia y adolescencia empezaba a tener
tendencias sumisas y las situaciones que se le daban y cómo se
sentía. Lo cierto es que me siento muy identificada porque yo hacía
cosas parecidas y sentía algo similar desde muy pequeña como es la
vergüenza, la culpa, la rabia, la frustración, el miedo y el deseo
al imaginar o excitarme con situaciones o escenas que podríamos
considerar D/s o BDSM.
Cuando tenía 7 años pasaba los
veranos jugando con una amiga a que eramos azotadas por unos
secuetradores y con más temprana edad a unos médicos un tanto
diferentes al resto de niños. Sobre los 10 años descubrí por error
(cuando aún grabábamos las películas de la tele) una película que
me gustaba mucho de Rocco Siffredi donde “sometía” y sodomizaba
a una chica rubia, me encantaba ver como le tiraba del pelo y la
azotaba a la vez que la embestía. Cada vez que la veía la
rebobinaba hasta el punto donde me la encontraba, para que no
se dieran cuenta de que la veía. A los 13 años con internet empecé
a descubrir relatos sobre D/s (en casi todos predominaba el spank).
Algunos me encantaba leerlos y luego me masturbaba imaginándolos,
sin embargo, después del disfrute me invadía un gran sentimiento de
culpa y de miedo por si alguien descubría que había estado
merodeando por esas páginas (¿cómo me podría gustar que me
azotasen y me obligasen a hacer algo? ¿qué iban a pensar de mí mis
familiares? ¿y la gente? ¿era una enfermedad?). Desde luego normal
no era, mis amigas hablaban de chicos y de sexo desde que tenía 14
años y no lo hacían del modo en el que yo me lo imaginaba. También
tengo que decir que leyendo algún relato BDSM lloré por pena de la
persona que desempeñaba el rol de “sumis@” porque me parecían
muy heavys ya fuese porque había sangre por el medio o situaciones
que yo consideraba en aquellos momentos que eran no consentidas y en
esos momentos me prometía a mí misma que jamás lo llevaría a cabo
pero la curiosidad y la excitación que me producía algunos relatos
hacía que volviese a leerlos.
Con 16 años descubrí en el chat de
terra que había unos nicks muy raros que ponía “Amo-...” y
empecé a preguntar, bueno, más que a preguntar a molestar porque no
creo que estuviesen interesados en contarme nada con esa edad, hasta
que a los 17 cuando empecé la universidad y salí del domicilio
familiar tenía más libertad para buscar información y descubrí
que había un canal llamado sumisión y se abrió más mi mente.
Empecé a charlar con algunas personas a las que le gustaba la D/s y
me enseñaron mucha teoría, también me advirtieron de que este
mundillo también tenía peligro y más para alguien de mi edad.
Descubrí fetlife y una infinidad de cosas que desconocía, cosas que
imaginaba pero que nunca me había atrevido a escribir siquiera (y es
que hay cosas que aún me cuesta verbalizar).
Pasé una temporada (más o menos hasta
22 o 23) donde intenté tener relaciones vainilla, de verdad que me
esforzaba por que me resultasen satisfactorias, pero lo cierto es que
me aburría como una ostra, tanto en el plano psíquico porque
necesitaba un poco de tira y afloja (si bien es cierto que dí con
personas que solían ceder casi siempre a mis apetencias), como en el
plano sexual. El sexo al uso no me motivaba y no me atrevía a contar
mis fantasías más ocultas por lo que me limitaba a tenerlo muy de
vez en cuando con ellos y por otro lado ya me las apañaba sola.
Siempre había pensado que una relación de pareja no era compatible
con el BDSM porque era algo antinatural y oscuro que no podía salir
a la luz hasta que me dí cuenta chateando que había personas que sí
concebían tener una relación BDSM fuera del sexo y ví que algunas
hasta iban bien (o eso parecía). Yo había tenido un par de
experiencias muy breves y no demasiado buenas con el BDSM (si es que
se puede llamar así porque de lo súper básico no pasamos) por lo
que también seguir intentando abrirme a alguien como para que
supiera mis secretos más ocultos y además no sólo conociese mi “yo
sumisa” si no también mi “yo de calle” era algo que deseaba
con todas mis fuerzas y a la vez me aterraba hasta que conocí a Sión
que primero me conquistó como persona y luego se ganó mi confianza
para avanzar.
Volviendo a lo anterior tengo que decir
que admiro a esa mujer porque ella ha sido capaz de progresar y
alcanzar lo que anhelaba sin sentir esa retahíla de sentimientos
nocivos que yo aun sigo sintiendo a veces (no siempre y sólo con
algunas cosas) pero siguen ahí anclados a mi yo. Admiro mucho que
haya sido capaz de aceptarse tal y como es y hacerlo público. Por
otro lado mi parte analítica me lleva a pensar por qué una persona
desde tan pequeña puede desarrollar ese tipo de tendencias. Seguro
que muchas más personas han sentido o vivido situaciones desde
pequeños que dejaban entrever este tipo de tendencias, ya sean
dominantes o sumis@s. Una vez alguien me
contó que de pequeño fantaseaba cuando estudiaba historia con el
hecho de la esclavitud, se imaginaba dominando a las esclavas. Si es
algo que desarrollamos desde tan pequeños ¿habrá algún tipo de
medio que “promueva” este tipo de personalidades? ¿puede ser
algo que venga predispuesto en los genes como la probabilidad de
padecer cáncer por ejemplo? El hecho de pensar que podemos sentirnos
así desde tan pequeños es algo que me sorprende y desconcierta.