Amo Sión y su sumisa samara os desean un feliz 2017. Un nuevo año marcado por los latigazos en vuestra piel y por la lujuria en vuestras mentes. Que este año os entre de lleno como un plug anal penetra vuestros enrojecidos culos. Paz, amor e ilimitada perversión.
martes, 3 de enero de 2017
domingo, 4 de diciembre de 2016
Probando el gato
Me puse un body de encaje negro con
una abertura que lo dejaba todo a su libre disposición y unos
tacones, los más altos, esos que le encantan. Me dejo el pelo
cayendo por mis hombros y un maquillaje muy sutil como sé que a Sión
le gusta. Tenía una orden clara, esperar de rodillas con las piernas
abiertas en el salón hasta que él llegara y así lo hice. Odio la
espera, me hace pensar en qué va a pasar y tengo demasiada
imaginación. Podría esperar sentada hasta escuchar la puerta pero
si revisara la cámara del salón me descubriría y eso traería
consecuencias desagradables, así que obedezco mientras me empiezan a
doler las rodillas. Por fin llega, lo veo aparecer por la puerta, tan
guapo como siempre aunque salga del trabajo con sus vaqueros y su
camisa de cuadros roja. Me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Lo he
echado de menos. Se acerca, me acaricia la cara, me da un beso y me
dice que me quede aquí quieta mientras se aleja del salón. Sé que
está en nuestro dormitorio por los ruidos. Regresa con unas cajas,
sé lo que contienen excepto una que aún no había visto, siento
curiosidad, tener cosas nuevas por sorpresa no es algo habitual.
Mientras extrae un plug de la caja y lo lubrica me pregunta qué tal
me fue el día ayer y cómo me he portado, le respondo que bien. Me
ordena que me ponga a cuatro patas. Me pongo a gatas abriendo
ligeramente las piernas y arqueando la espalda para dejar mi culo
bien disponible y me introduce poco a poco el plug. Es el grande por
lo que, tras introducirlo un poco contraigo un poco las nalgas por la
presión, me da unos cuantos azotes y me aconseja que me relaje.
Escuece y duele un poco pero me intento relajar, de repente lo saca,
y mete el mediano entero.
– Espero que no se te salga si
no quieres pasarte una hora cada tarde con él puesto. Levántate.
Me coge por el brazo, y me empuja
suavemente poniéndome de tal forma que quedo apoyada en el respaldo
del sofá con las manos en el asiento. Me recoge el pelo haciendo una
coleta y se pone a mi lado y me da unos azotes, empiezo a notar el
picor en mis nalgas, tira del pelo hasta que levanta mi cabeza, se
acerca al oído y me pregunta de quién soy. Suya, por supuesto, sólo
suya. Deja caer mi pelo, coge la pala y sigue azotándome, escuece.
– ¿Te escuece
– Sí
– ¿Sí qué?
– Sí, Amo
Me da un par de azotes más fuertes.
– Espero que no se te vuelva a
olvidar cómo responder. Vamos a explorar un poco tus límites, a ver
si así en nuestra próxima visita a algún local puedo azotarte en
público. Recuerda el semáforo.
Abre otras de las cajas, saca un látigo
con muchas tiras y empieza a azotarme (ahora sé que se llama gato).
La sensación es distinta a todos los instrumentos que he probado. Es
una mezcla de picor y escozor, depende del azote más intenso o
menos. Se me agolpan los pensamientos, no acaba de quedarme claro si
me gusta, me da miedo que me queden marcas porque esta noche trabajo.
He dicho amarillo pero no tengo claro si debería haberlo hecho.
Deja de azotarme, se quita la ropa y me
ordena que se la chupe, obedezco. Lamo con esmero todas sus partes
hasta que me ordena que pare. Va la terraza, saca unas pinzas, me las
pone en los pezones y las mueve dándoles golpecitos con los dedos.
Saca una cuerda de la caja y la cuelga de la barra de la cortina, me
dice que acerque y me ata las manos dejándome de cara a las puertas
de cristal, por suerte estamos demasiado altos y sin edificios
alrededor para que nos pueda ver por lo que me tranquilizo. Tira de
mí hacia él y me folla.
– Ni se te ocurra correrte sin
mi permiso.
Cada vez va más rápido y es más
enérgico, noto el plug cada vez más adentro, es una sensación que
me encanta. Me azota de vez en cuando. Siento que no puedo más.
– Por favor Amo deja que me
corra.
– Córrete para mí.
Alcanzamos el clímax, nuestra
respiración esta tan acelerada que nos cuesta respirar por lo que
nos quedamos un rato pegados recuperando la normalidad de nuestras
respiraciones, Nos separamos, me da un beso en la boca y nos vamos a
la ducha.
martes, 29 de noviembre de 2016
Clubs BDSM
Una de las cosas que más me sorprendió de las respuestas de samara al test que le entregué, fue que se mostrara dispuesta a participar en un intercambio de parejas. Aunque sospechaba que podía atraerle la idea de hacer públicas algunas de nuestras experiencias (a través, por ejemplo, de un blog), lo cierto es que cuando nos conocimos, me expresó su intención de no llevar éstas más allá del ámbito privado.
He de reconocer que a mí, más que el concepto de intercambiar parejas (soy un Amo difícil de satisfacer), me tienta el hacer partícipes de nuestras prácticas a otras persona, ya sean Am@s o sumis@s, según la situación. Tras comentarlo con samara, nos decidimos a visitar algún club BDSM.
En primer lugar, nos acercamos hasta La Pastelería, un club enclavado en Madrid centro. En la puerta, nos preguntan si conocemos que es lo que esperamos encontrar dentro. No, no venden pasteles. Un lugar discreto, bien situado y bastante ambientado, quizás demasiado. En algún momento es difícil moverse en lo reducido del local. Impresiona más de club social o liberal, que de un círculo BDSM. Una buena opción para salir una noche de manera desenfadada, con precios asequibles. Una toma de contacto, aunque nos quedamos con ganas de más.
Rosas 5 es diferente. Ubicado en Barcelona y difícil de localizar, sería complicado entrar por error. Con un mobiliario S/m y multitud de herramientas de castigo/placer, impresiona de lugar para prácticas más que como local donde socializar. Cuenta con una mazmorra bastante excitante y al estar menos concurrido, invita a probar el menaje y los instrumentos. Solicitan tus datos al entrar, a tener en cuenta por personas retraídas. Es la opción para quienes busquen experimentar.
Tengo que señalar, que si bien samara se mostraba bastante cohibida para mostrar su sumisión en el club, finalmente acabó arrodillada lamiendo mis botas delante de los presentes. Es de esperar, según los avances en la entrega que demuestra, que en próximas visitas me ruegue ser azotada o sometida de mil formas distintas. Pero eso, tendrá que ganárselo ...
He de reconocer que a mí, más que el concepto de intercambiar parejas (soy un Amo difícil de satisfacer), me tienta el hacer partícipes de nuestras prácticas a otras persona, ya sean Am@s o sumis@s, según la situación. Tras comentarlo con samara, nos decidimos a visitar algún club BDSM.
En primer lugar, nos acercamos hasta La Pastelería, un club enclavado en Madrid centro. En la puerta, nos preguntan si conocemos que es lo que esperamos encontrar dentro. No, no venden pasteles. Un lugar discreto, bien situado y bastante ambientado, quizás demasiado. En algún momento es difícil moverse en lo reducido del local. Impresiona más de club social o liberal, que de un círculo BDSM. Una buena opción para salir una noche de manera desenfadada, con precios asequibles. Una toma de contacto, aunque nos quedamos con ganas de más.
Rosas 5 es diferente. Ubicado en Barcelona y difícil de localizar, sería complicado entrar por error. Con un mobiliario S/m y multitud de herramientas de castigo/placer, impresiona de lugar para prácticas más que como local donde socializar. Cuenta con una mazmorra bastante excitante y al estar menos concurrido, invita a probar el menaje y los instrumentos. Solicitan tus datos al entrar, a tener en cuenta por personas retraídas. Es la opción para quienes busquen experimentar.
Tengo que señalar, que si bien samara se mostraba bastante cohibida para mostrar su sumisión en el club, finalmente acabó arrodillada lamiendo mis botas delante de los presentes. Es de esperar, según los avances en la entrega que demuestra, que en próximas visitas me ruegue ser azotada o sometida de mil formas distintas. Pero eso, tendrá que ganárselo ...
miércoles, 23 de noviembre de 2016
Celebrando tu cumpleaños
Ceñida, mostrando toda tu feminidad. Con tu pelo suelto y preparada para quemar la ciudad. Vestida completamente de negro, como yo, para que todos sepan a quien perteneces. Sensual, con tus altos tacones, como sabes que me gusta que vayas. Te permitiré bajar tu cabeza y lamer la suela de mis botas. Ya se que es algo que no te agrada, pero va siendo hora de que aprendas que tu placer depende de complacerme. Y me encanta tenerte bajo la suela de mi zapato, sentir tu fragilidad y sumisión.
Con el vibrador entre tus piernas, camino de la perdición, quizás te ordene sentarte junto a algún chico en el metro o permanecer de pie, de espaldas a él, con tus piernas abiertas y las manos a la espalda, mostrándole ese culo que me pertenece. Luego, en el club, podrás encargarte de atenderme y servirme como te indique.
Creo que ha llegado el momento, ahora que cumples un año más, de que demuestres eso que susurras mientras te poseo: que me perteneces. Ahora tienes que probar que puedes obedecer sin rechistar, como solías hacer hasta ahora. Ha llegado el día de que comiences a entender lo que significa ser mi sumisa.
Felicidades!!.
Con el vibrador entre tus piernas, camino de la perdición, quizás te ordene sentarte junto a algún chico en el metro o permanecer de pie, de espaldas a él, con tus piernas abiertas y las manos a la espalda, mostrándole ese culo que me pertenece. Luego, en el club, podrás encargarte de atenderme y servirme como te indique.
Creo que ha llegado el momento, ahora que cumples un año más, de que demuestres eso que susurras mientras te poseo: que me perteneces. Ahora tienes que probar que puedes obedecer sin rechistar, como solías hacer hasta ahora. Ha llegado el día de que comiences a entender lo que significa ser mi sumisa.
Felicidades!!.
domingo, 13 de noviembre de 2016
Tuya
Adoro sentirme sexy y guapa, adoro la
lencería, sobre todo si hace que esté accesible a ti. Me encanta
verme con tacones. Me gusta estar guapa para ti y excitarte. Me
fascina cuando me vendas los ojos y me azotas. Me seduce la idea de
que me pongas el plug y sigas azotándome. Me cautiva que me hables
cuando lo haces, que me provoques, que me hagas hablar haciéndome
sentir humillada.
A veces fantaseo con el hecho de que me ordenes que esté en una determinada posición para cuando llegues a casa, que me des órdenes que me hagan excitarme mientras no estas, que me hagas ir sin ropa interior y accesible para ti mientras esté por casa.
Anhelo que me pongas reglas en el día a día para poder obedecerte … o desobedecerte y probar hasta dónde puede llegar tu paciencia, mi límite y mi obediencia. Desearía que me hicieras llevar algo que simbolice nuestra relación y me recuerde a ti, aunque siempre estés en mi mente. Podríamos acordar un protocolo para la próxima vez que fuésemos a un local BDSM donde quedase claro que y de quien soy.
A veces ni siquiera sé qué quiero, pero sí tengo claro que quiero darte el poder que implica ser tuya y que exploremos los límites... ¿te apuntas?
jueves, 10 de noviembre de 2016
Un poco sobre nosotros
Antes de todo me gustaría recomendar
que si eres un purista en cuestiones de BDSM mejor no leas,
seguramente no estés de acuerdo en mi forma de ver las cosas.
Respeto todas las formas de ver el BDSM y, por favor, pido lo mismo.
Para mí esto es una herramienta para hacer introspección personal
sobre vivencias, creencias, emociones y, por qué no, si alguien que
se pare a leer estos tostones quiere dejar un comentario para
aconsejar, dar ideas, hacernos crecer, etc. bienvenido sea.
Dicho esto soy samara y ¿sumisa? Bueno
según el diccionario ser sumisa es someterse y dejarse dominar por
la fuerza de las circunstancias o por otras personas, aceptando, sin
cuestionarlos, su autoridad y su voluntad. Sí soy sumisa,
a veces, en determinadas circunstancias y con quien quiero.
Sión es mi Amo. Actualmente tenemos
una relación que va más allá de sesiones BDSM, somos pareja y
convivimos, lo que quizás haga todo un poco más complicado, o más
simple, dependiendo del prisma con que se mire.
Al principio el BDSM se limitaba al
sexo pero con el tiempo, necesitamos algo más. Para ello
inicialmente me ha mandado completar una playlist. Una vez fijados
los límites y preferencias en cuanto a las prácticas hemos creído
conveniente utilizar un sistema de semáforo donde naranja significa
“ten cuidado que estoy llegando al límite” y rojo significa
“para”. Considero que muchas playlists se quedan un tanto
escuetas si lo intentamos extrapolar a la cotidianidad del día a día
(la que yo rellené no era una excepción). De momento, no deseo un
24/7, al margen de que dicha definición como tal no creo que sea
posible en una relación de convivencia continua con una persona. Sin
embargo, sí me gustaría experimentar el hecho de tener algunas
normas en el ámbito cotidiano bien delimitadas. He estado leyendo en
varios foros y blogs sobre el 24/7, la servidumbre, la doma, etc. (me
gustaría aprovechar para agradecer a todas las personas que escriben
estos posts de forma pública porque realmente pueden ayudar bastante
y solucionar muchas dudas). Sión ha dejado la pelota en mi tejado
(espero que de forma provisional) acerca de en qué me gustaría que
me controlaran en el día a día o qué actitudes o “protocolos”
me gustarían al margen del sexo. Por favor, si encontráis una
playlist sobre esto, no dudéis en dejar un comentario (supongo que
es algo tan amplio y personal y hay tantos niveles que debe ser
complicado realizarlo). El hecho de que me pregunte qué quiero me
hace dudar. No sé si es porque tiene poco interés, porque es pereza
de buscar y hacerme una lista con las cosas que le gustarían o si es
porque quiere que sea yo misma quien decida para que luego no pueda
quejarme con las consecuencias si incumplo o desobedezco. Sea como
fuere es algo que me intriga y estoy deseando iniciar...
viernes, 4 de noviembre de 2016
Estableciendo límites
Para poder tomar la píldora roja, es necesario saber diferenciar la realidad. Aunque el mundo virtual de Matrix nos enseñe a un@s sumis@s dispuestos a toda clase de experiencias, no debemos olvidar que como personas, el nivel de destrezas que nuestr@ partenaire está dispuest@ a desarrollar, no suele ser ilimitado.
Con el fin de acotar los límites que queríamos establecer, realizamos un cuestionario repleto de ideas que samara debía puntuar numéricamente, en función del grado de deseo o excitación que le produjera la idea de llevarlas a cabo. De la misma manera, podía señalar con un NO, aquellas que suponían un límite absoluto.
Ésto significó un quebradero de cabeza para samara, que no terminaba de comprender todas las dimensiones de los diferentes ítems expuestos, lo que nos llevo a mantener una larga conversación sobre ellos. Y es que no solo de azotes vive el Amo.
De todo ello, sacamos varias ideas nuevas de como nos gustaría enfocar nuestra relación para el día a día. Así decidimos compartir nuestra visión con otras personas a través del blog y visitando locales de temática BDSM.
Pero eso lo comentaremos en otra entrada ...
Con el fin de acotar los límites que queríamos establecer, realizamos un cuestionario repleto de ideas que samara debía puntuar numéricamente, en función del grado de deseo o excitación que le produjera la idea de llevarlas a cabo. De la misma manera, podía señalar con un NO, aquellas que suponían un límite absoluto.
Ésto significó un quebradero de cabeza para samara, que no terminaba de comprender todas las dimensiones de los diferentes ítems expuestos, lo que nos llevo a mantener una larga conversación sobre ellos. Y es que no solo de azotes vive el Amo.
De todo ello, sacamos varias ideas nuevas de como nos gustaría enfocar nuestra relación para el día a día. Así decidimos compartir nuestra visión con otras personas a través del blog y visitando locales de temática BDSM.
Pero eso lo comentaremos en otra entrada ...
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